lunes, mayo 18, 2015

LA IMPORTANCIA DE LOS CUENTOS DE HADAS

Contar cuentos es una forma ancestral de transmitir conocimientos, valores, fantasías y recuerdos. Lo hemos hecho desde tiempos inmemoriales. El ADN humano está hecho de historias. A lo largo de este post, que acompañaremos con citas de figuras respetables acerca de los llamados cuentos de hadas, abordaremos el profundo significado que estos contienen, así como el importante papel que juegan en el desarrollo saludable de la niña y el niño.

Érase una vez?

Un cuento es una recreación de imágenes a través de las palabras. Los niños son especialmente sensibles a los cuentos, pues viven en un mundo en el que las imágenes tienen una tremenda influencia para ellos.

Durante el primer septenio de vida, el niño no está familiarizado aún con el pensamiento abstracto. La formación de imágenes es la forma en que se acerca al mundo, desciende sobre él y se incorpora a la existencia terrenal, proceso que sucede gradualmente. Las abstracciones no tienen (ni deben tener, pues no es lo que necesita en ese momento) influencia sobre sus procesos internos. Las imágenes, en cambio, le ayudan a comprender el mundo. La primavera es, por el momento, solo una palabra abstracta y carente de significado profundo, mientras que la descripción de un paisaje verde, floreado y de cielos azules será traducida en una imagen que le será más útil. La imaginación es la clave del desarrollo armonioso del ser humano, sobre todo en sus fases más tempranas.

“Los cuentos de hadas que me contaron en mi infancia, tienen un significado más profundo que cualquier verdad que me enseñaron en la vida.” – Friedrich Schiller

Ya que las imágenes juegan un papel tan importante en el desarrollo de las niñas y niños, hacerlas adecuadas a lo que necesitan es una tarea que los cuentacuentos han perfeccionado desde que el ser humano es ser humano. El llamado popularmente cuento de hadas contiene imágenes que responden a inquietudes presentes de sus cuerpos físicos, sus estados anímicos y su esencia espiritual.

“Las imágenes de los cuentos de hadas constituyen una fuente inagotable de “agua de vida”, para vivificar nuestra comprensión del misterio “ser humano” y de su destino en la tierra, ¡siempre en su forma original y sorprendente!” ? Goethe

La narración estimula la formación de imágenes a través de lo que los sentidos captan, potenciando su creatividad e interesándose por una historia que planteará en el niño y la niña una curiosidad sana así como cuestiones que responderán a inquietudes vitales y atemporales: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Hacia dónde? ¿En qué momento? ¿Con qué ayuda? En palabras de Rudolf Steiner, “los cuentos de hadas son de inapreciable valor para toda su vida; le señalan el camino luminoso que habrá de recorrer durante su propia vida y le otorgan la fortaleza para afrontarlo. Los cuentos de hadas son un valiosísimo legado del pasado que alimenta y protege la vida interior del niño”.

Cuéntales cuentos

“Si quieres que tus hijos sean inteligentes, leeles cuentos de hadas, si quieres que sean más inteligentes, leeles más cuentos de hadas. Cuando me examino a mí mismo y mis métodos de pensamiento, llego a la conclusión que el don de la fantasía significó más para mí que cualquier talento de pensamiento abstracto y positivo.” ? Albert Einstein

Dice Alejandro Jodorowsky que la Verdad no puede ser conocida, pero sí podemos conocer la expresión de esa Verdad, que es la belleza. La belleza importa. Apreciar la belleza y mostrar ante ella la reverencia que merece hace nuestras vidas más bellas. El cuento debe transmitirse, por lo tanto, de forma bella.

Para los niños, el mundo es un lugar indiscutiblemente bello. La visión adulta de la realidad, sin embargo, trata de imponer puntos de vista que suelen fomentar imágenes mentales carentes de belleza. Los medios de comunicación son claro ejemplo de ello, plagados de imágenes violentas y destructivas y malsanas de nula utilidad para un desarrollo saludable. Como adultos deberíamos plantearnos, antes de permitir a los niños recibir estas imágenes, si representan la belleza a la que ellos aspiran. La narración de un cuento fantástico en el tono adecuado tendrá un efecto balsámico en el alma de la niña y el niño, lo que favorecerá la correcta formación de su cuerpo físico durante el primer septenio de vida, preparándolo para la posterior asimilación de conceptos lógicos. De la fantasía a la razón, en ese orden.

“Es importante resaltar que para que una historia mantenga de verdad la atención del niño ha, de advertirle y excitar su curiosidad, además, de estimular su imaginación ayudarle a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; ha de estar de acuerdo con sus ansiedades y aspiraciones; hacerle reconocer plenamente sus dificultades, al mismo tiempo que le sugiere solucionarse a los problemas que le inquietan. Resalta lo importante que es que el adulto que está cerca, se encargue de dar pleno crédito a la seriedad de los conflictos del niño, sin disminuirlos en absoluto, y estimulando, simultáneamente, su confianza en sí mismo y en su futuro – Bruno Bettelheim, El psicoanálisis de los cuentos de hadas

Contar cuentos a nuestros hijos es una excelente forma de entregarles herramientas bellas, saludables, estimulantes y adecuadas a su desarrollo. Cualquier niña o niño agradecerá enormemente la narración atenta y dedicada de un cuento de hadas. Existe multitud de literatura fantástica para los más pequeños que respeta las premisas de un buen cuento, y compartiremos algunas de estas opciones en futuros post. Pero hay una forma sublime, más elevada aún, de hacerlo: puedes inventar tus propios cuentos. Nosotros lo hemos hecho, y seguiremos haciéndolo. Hasta puede que algún día vean la luz en forma de publicación, quién sabe. De momento, nos basta saber que esos cuentos cumplieron el propósito de preparar a nuestras hijas para “el cuento de hadas más maravilloso de todos: la vida” (Hans Christian Andersen).

“Los cuentos de hadas son más que reales, no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que los dragones pueden ser derrotados.” – Gilbert K. Chesterton

FUENTE: AIM DIGITAL

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