jueves, mayo 28, 2009

ENTREVISTA AL NARRADOR GUATEMALTECO RODOLFO DE LEÓN

Mediodía, el calor del sol desprende un tufillo de ansiedad que proviene desde un grupo de niños apuñuscados. Es domingo y mientras leen al resguardo de los toldos del programa municipal Senderos del Arte en el Cerrito del Carmen, esperan la anunciada llegada de un contador de historias: Rodolfo Cuentacuentos. Hay inquietud, movimiento, berrinches y situaciones que los padres tratan de evitar a toda costa. Por suerte, el Cuentacuentos ha llegado puntual: control, atención y ánimo son asuntos ya absorbidos por la simple presencia de este personaje. Se presenta, dice que viene a contar varias historias…

Quizá Rodolfo, mientras narra las aventuras de “Max”, el niño que viaja al País de los Monstruos; o la historia de la Tasirupeca Jarro (La Caperucita Roja pero contada al revés, es decir al “vesre”), permita delatar un poco de su historia. Rodolfo de León recuerda sus primeras “intervenciones”. Viene, dice, de una familia con tradición en teatro. En un momento determinado decide enfocarse en las artes escénicas, primero como músico, luego como payaso pero al introducirse más en la escena conoce al cuentacuentos francés radicado en Guatemala Pierre Le Pichón que lo llevaría a considerar el arte de presentar una imagen sólo con el habla.
“El cuentacuentos es un término moderno, que sin embargo ha existido siempre aunque con nombre distinto (narrador oral). Antes de que existiera la electricidad, el descanso y la palabra tenían un papel importante en las comunidades. En Guatemala aún existen estos espacios tradicionales de comunicación; pero en las ciudades son menos las personas que tienen tiempo de contar una historia”, explica Rodolfo que prepara sus presentaciones desde Antigua Guatemala. Este artista guatemalteco se convierte desde 1999 en un narrador oral escénico encargado de sugerir ideas al espectador para estimular la imaginación. Según indica, al crear imaginarios con la expresión oral se puede prescindir de la teatralidad. “La palabra misma lo establece, por ejemplo, cuando yo digo bruja, implanto en tu cabeza una bruja única y diferente a la bruja que yo dibujo en mi cabeza. El cuentacuentos propone imágenes con el verbo mientras el teatro cuenta con más –por decir algo– símbolos físicos”.

ARTICULO COMPLETO: EL PERIÓDICO DE GUATEMALA

No hay comentarios: