jueves, septiembre 25, 2008

ENTREVISTA A JOSÉ MANUEL PEDROSA. UNO DE LOS MÁS IMPORTANTES RECOPILADORES DE CUENTOS TRADICIONALES

Escuchar, estudiar, interpretar. Cuentos sin fecha de caducidad y leyendas urbanas, que pueblan héroes o de "autoestopistas" fantasmas. José Manuel Pedrosa, profesor en la Universidad de Alcalá, que visitó recientemente Zamora, investiga aquí y allá la tradición transmitida de viva voz.
- Las leyendas emigran con el hombre. En el contacto con otros grupos y con otras culturas, ¿cómo se adaptan o modifican?
- Menéndez Pidal decía que la literatura oral vive en variantes, mientras que la escrita se queda fija, petrificada. Aquélla siempre está cambiando. Si yo relato hoy un cuento y también lo hago mañana, y alguien lo transcribe, verá que existen diferencias. Eso, multiplicado por el paso de generaciones, de países? La riqueza de variantes resulta maravillosa.
- Zamora dispone de frontera con Portugal. Y ahí se mantiene la cultura oral más interesante de la provincia.
- Las zonas de frontera siempre han sido muy ricas en cultura oral. Porque se trata de territorios de paso, con una identidad algo más difusa. En el caso de Zamora y de Portugal, las dos sociedades son muy tradicionales en sí mismas. Así, se encuentran joyas que no aparecen en otros sitios. En Zamora y Tras-os-Montes, existen danzas de palos que constituyen extraordinarias reliquias de antiguas canciones líricas medievales y del Siglo de Oro.
- En la etnoliteratura también se recogen los valores de una comunidad, que se transmiten de generación en generación. Porque daban identidad y fuerza al grupo.
- La cultura oral hace que un grupo se reconozca a sí mismo. Eso, tan importante, sucedió en el pasado y en la actualidad. Incluso constituye una estrategia de los políticos de hoy, que lo explotan.
- ¿El componente histórico es más importante que el literario, el componente sociológico es más importante que el intelectual?
- Muchas leyendas han comenzado al calor de un suceso histórico. A partir de ahí, el pueblo ha repetido, magnificado, exagerado y cambiado. Y, con frecuencia, el componente ficcional supera con creces al histórico. Al cabo de tres siglos, lo que se cuenta no tiene mucho que ver con lo ocurrido. Y existen tradiciones que, milagrosamente, tienen una fidelidad sorprendente... No hay recetas. Existen leyendas y dichos de Aliste, Sayago y Sanabria, zonas muy conservadoras, que no han cambiado en los últimos tres siglos.
- En la tradición, ¿muchos han entrado a saco?
- El arte es libre y, por lo tanto, existen fenómenos en todas las épocas. Actualmente, es el folk, que se basa en la recreación del folclore. A veces se hace bien, con conocimiento; en otras, se realiza con fines comerciales.
- ¿La leyenda urbana, a la que no prestan mucha atención los folcloristas, ocupa en parte el territorio de la tradición oral?
- El género-rey de la tradición oral antigua, patrimonial, era el cuento maravilloso. Resultaba muy largo. Sobreviven, actualmente, en cuanto a narración tradicional, la leyenda urbana y los chistes, porque son muy cortos y se pueden contar en cualquier momento.
- La transmisión del folclore a través de internet: ¿válida pero peligrosa?
- Depende del uso. Internet se ha convertido, en estos días, en la mayor vía de transmisión del folclore. A veces se encuentra, ahí, un folclore muy domesticado, muy tergiversado. Pero existe otro que resulta muy natural y espontáneo.
- ¿Quién manipula la tradición oral?... ¿Hay que protegerla de algo o de alguien?
- Todos la manipulamos. Si yo transcribo una canción o un cuento, y lo publico, estoy manipulándolo. Me estoy convirtiendo en un mediador. Otras personas lo manipulan de distintas maneras. El criterio de los etnógrafos, que queremos ser científicos al mismo tiempo, intenta reducir el papel del mediador, dando el mayor protagonismo posible al emisor-transmisor. Pero no lo conseguimos. Porque siempre somos mediadores... Hay, sí, personas que manipulan el folclore, con la domesticación, con el sometimiento.
- Si hay manipulación, debe existir protección.
- Normalmente, las obras de arte se protegen. Nadie puede acudir a un museo y pintar sobre una pintura de Picasso, porque le encarcelarían. Sin embargo, en una canción popular todo el mundo puede hacer arreglos. ¿Por qué? ¿Por qué es menos arte? Pues no. Las dos son obras de arte extraordinarias. No se pueden poner barreras al viento. El arte popular va a estar, siempre, muy desprotegido.
- La tradición se ha convertido, en muchos casos, en algo de simple consumo, de nostalgia. ¡Qué pena!
- La tradición oral ha cambiado desde la Prehistoria. En cada momento, la gente ha tenido nostalgia de lo perdido y habrá dicho que las nuevas invasiones bárbaras de otros folclores venían a interferir de un modo negativo. Disponemos de datos del Siglo de Oro, y las nuevas modas, que atropellaban lo anterior, daban lugar a quejas. Que la tradición oral evolucione de manera natural, espontánea, orgánica, resulta bueno y normal. Lo malo es cuando lo hace por intereses que se le imponen desde fuera. Esos intereses tienen actualmente un componente comercial muy claro, y conducen a su reconversión en un producto de consumo de masas. Ahí se produce una violencia muy grande contra el folclore.

FUENTE: LA OPINIÓN DE ZAMORA

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