Y al tercer día, el Festival de Narradores Orales apostó por el riesgo. Tras dos sesiones correctas rendidas a la tradición e intencionadamente populares (comercial se diría de una película o de un disco) el venezolano Rubén Martínez rompió los esquemas con una propuesta más lírica, inasible y personalísima que no reunió en torno a sí tantos consensos pero atrapó a quienes creen, o saben ya a estas alturas, que la narración oral evoluciona hacia formas artísticas cada vez más complejas.
Porque el trabajo de Martínez es, ante todo, creativo. No ofrece una sarta de historias sino un espectáculo coherente y homogéneo dentro de la diversidad. Tanto en su forma de proceder como en la cáscara de sus relatos la plástica es un valor irrenunciable.
ARTICULO COMPLETO: NORTE DE CASTILLA
No hay comentarios:
Publicar un comentario