jueves, junio 12, 2008

YAYERÍAS. EL NUEVO LIBRO DEL NARRADOR ORAL FÉLIX ALBO

YAYERÍAS, El libro

Once historias.

Historias como El pueblo de los mellados, La casa del mal aliento, José, Con los pies en remojo, Que no vuelva, El secreto... Así hasta once.

Once historias nacidas para ser escuchadas y que ha llevado su tiempo y su esfuerzo traducir, pasar a un formato pseudoliterario para poder ser leídas sin estorbos, sin estructuras orales que chirrían a los ojos, sin guiños con mi cuerpo, sin improvisaciones y adaptaciones al momento y al lugar en el que son escuchadas: un móvil que suena, un vaso que cae, una puerta que se abre, alguien que tose...

Frente a esa frescura aparece la tranquilidad. La tranquilidad de leer plácidamente, tumbado o sentado, o de pie; leer y releer, y buscar entre las palabras, en las sombras de los renglones, al final de las frases. Poder disfrutar al ritmo que queramos de estas once historias que poseen algo en común: su voz. Su voz es siempre mayor. La persona protagonista, o la que cuenta la historia son siempre mayores.

El texto de la contraportada pone:

El momento más íntimo de todo viaje es el trayecto de regreso. En él, se van seleccionando con mimo los momentos más especiales: nombres, palabras, aquella calle, una noche de viento, aquella carrera en la lluvia, unos pies descalzos, una mano entrelazada a la tuya; quizá una risa, quizá mil lágrimas, una nube, una luna, una nota en un espejo, una canción que mal sabría perderla... Detalles e instantes de esa vida que nunca volverá a ser aunque pudiéramos regresar.

Yayo y yaya es como llaman en el Levante a los abuelos y abuelas. Yayerías son las historias de sus miradas, las miradas del abuelo y abuela de antes, los del regazo, los del olor a bizcocho, los sin prisa para medir el tiempo. Esa mirada de a quien el viaje se le acaba y quiere que su canción no se olvide.

De la mano del humor, el amor y la vida, con todo lo que ella trae, Yayerías nos sumerge en el lado más humano y cercano de la nostalgia.

Félix Albo nació en el Mediterráneo. Quizá por ello sus historias posean esa mezcla mágica de ironía, fiesta, sarcasmo, diversión, amor y ternura. Escuchar sus historias es confirmar que la vida es bella y que no hay que perder la mirada de niño tan traviesa como inocente. Leer entre sus palabras, dejarse llevar más allá de sus líneas, es descubrir esa defensa a ultranza del disfrute de la vida.

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