miércoles, abril 25, 2007

Héctor Urien, para abrir el apetite Parte Tres

Entrevista a Héctor Urien por ANA MARTÍNEZ/ALBACETE (Periódico La Verdad)


Es natural de Ávila aunque afincado en Salamanca. Héctor Urién ha sido capaz de abandonar su doctorado en Biología para dedicarse en cuerpo y alma a contar cuentos, una actividad que le enganchó hace ya diez años porque le pareció un mundo fascinante. Anoche, Héctor Urién contó en la tetería Khushu de Albacete diversas historias de amor tratadas desde diversos puntos de vista.

-¿Cuentero o cuentista?

-Soy las dos cosas, cuentero y cuentista, aunque me presento como cuentero, porque como cuentista nadie me contrata.

-¿Cuál es la diferencia entre ambos?

-El cuentero es algo más solemne, es aquel que teniendo un esquema en la cabeza relata una historia, la fabula. El cuentista se aprovecha de esa misma historia para obtener algo a cambio, digamos que es más golfo y más pícaro.

-Desde hace algunos años se han puesto de moda los monólogos, gracias, entre otras cosas, a programas de televisión. ¿Qué no tienen en común el monólogo y el cuentacuentos?

-El monólogo es un formato que requiere mucha velocidad, está más fabricado. Vas lanzando gags más mecánicos sobre una idea analítica de la que obtienes una paradoja. El cuento es más un formato de situación que tiene más oscilidades, es más tranquilo y menos adaptable a televisión. El cuentacuentos puede jugar con muchas cosas y puede estar sobre el escenario dos horas sin aburrir al público. Sin embargo, el monólogo con veinte minutos tiene bastante.

-¿Cómo llega un futuro doctor en Biología a abandonar su carrera para dedicarse al mundo de los cuentos?

-Los cuentacuentos son los grandes desconocidos, pero cuando asistes como espectador a algunas sesiones logran engancharte y fascinarte. Empecé hace más de diez años participando en cursos de los que salimos un grupo de personas que nos dedicábamos a contar cuentos por Salamanca. Poco a poco me fueron contratando hasta que desde hace año y medio vivo profesionalmente del contar cuentos.

-¿Qué tipo de cuentos fabula sobre el escenario?

-Mis cuentos son tuneados, suelen ser cuentos de autor que los adapto a la situación actual, no los reescribo, sino que igualo las cosas a la realidad e incluyo reflexiones muy interesantes.

-¿Por qué tenemos la manía de vincular el cuento a la población infantil?

-Por deformación social. Parece que el cuento sólo puede ir dirigido a los niños y esto no es verdad. Los cuentos son más complicados conforme va subiendo la edad del lector a los que van dirigidos, porque tampoco es igual un cuento para un niño de 4 años que para otro de 8.

-¿Para ser un buen cuentacuentos es preciso ser previamente un buen lector?

-Ayuda, pero no es esencial. Para ser un buen cuentacuentos hay que ser un gran conversador, no basta con vomitar una historia en un escenario. Un buen cuentacuentos funciona cuando es un buen tertuliano y sabe mantener la conversación con el público. Se trata de barrer la cuarta pared para establecer una conversación con un interlocutor (el público) que, sin decir palabra, te envía mensajes con la mirada, con la risa, con sus gestos.

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